Existen múltiples factores causantes de la rectificación cervical, pero uno de los más frecuentes viene derivado de un mal uso de las nuevas tecnologías. Con mal uso, nos referimos a posturas forzadas y para nada naturales como el estar con la cabeza gacha mirando el móvil durante mucho tiempo.
La rectificación cervical se produce cuando perdemos la curvatura natural de nuestra columna cervical. En la columna vertebral hay cuatro curvas; dos hacia el exterior del cuerpo (cifosis) y dos hacia el interior (lordosis). Las dos curvas hacia el exterior están ubicadas en las zonas sacra y dorsal. Mientras que las dos que curvan hacia el interior se localizan en la zona lumbar y en la cervical. Con el tiempo, esa curvatura natural en la zona cervical con forma de “c” invertida, va disminuyendo y rectificándose hasta ser prácticamente una línea recta. De ahí que esta patología lleve el nombre de rectificación cervical.
Causas
Respecto a cómo se produce, y aunque existen otras causas, la más común es un mal hábito postural. Generalmente, por la postura en tensión (aunque no seamos conscientes de ello) que mantenemos con el uso de móviles, tablets, ordenadores u otros dispositivos similares. También puede producirse por una malformación genética que va aumentando a lo largo de los años. Otra causa posible es algún tipo de traumatismo, como los llamados latigazos cervicales producidos por una caída o un accidente de coche. Por último, las enfermedades reumáticas también pueden acabar derivando en una rectificación cervical.
Los síntomas asociados a esta patología son:
- Dolor, en mayor medida cervical, aunque también se da en la zona lumbar
- Vértigos
- Migrañas y cefaleas
- Pérdida de elasticidad y limitación de movilidad
Tratamiento de la rectificación cervical
La fisioterapia juega un papel fundamental aquí, ya que a través de masajes y otras técnicas conseguirá aliviar el dolor y aumentar la movilidad de la zona. Practicar disciplinas como yoga o pilates, y adquirir hábitos de estiramientos de la parte cervical contribuirán a adquirir elasticidad y disminuir el dolor. Estas prácticas no van a corregir el problema, pero sí favorecerán la flexibilidad de la zona afectada. Eso sí, siempre de la mano de un buen profesional.
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