Fisioterapia neurológica: Restaurando la movilidad tras un ictus

Un ictus puede transformar por completo la vida de una persona. Las secuelas físicas y cognitivas son variables, pero muchas de ellas tienen algo en común: limitan la movilidad y la autonomía. Aquí es donde la fisioterapia neurológica cobra protagonismo, ya que juega un papel esencial en el proceso de rehabilitación.

En Fisant Galapagar, acompañamos a los pacientes que han sufrido un ictus con un enfoque profesional, empático y adaptado a cada etapa del proceso.

¿Qué es la fisioterapia neurológica?

La fisioterapia neurológica es una rama especializada que trabaja con personas que presentan alteraciones del sistema nervioso central o periférico. Su objetivo es restaurar, mantener o mejorar las funciones motoras afectadas y promover la independencia del paciente.

¿Por qué es clave tras un ictus?

Tras un accidente cerebrovascular, el cerebro sufre una lesión que puede afectar el movimiento, la coordinación, el equilibrio e incluso el lenguaje. A través de la fisioterapia, se estimulan las áreas del cerebro no dañadas para que asuman nuevas funciones, un proceso conocido como neuroplasticidad.

Principales objetivos del tratamiento:

  • Recuperar la movilidad en extremidades afectadas
  • Mejorar el equilibrio y la postura
  • Estimular la marcha y la coordinación
  • Prevenir contracturas y atrofias
  • Favorecer la autonomía en actividades cotidianas

Fases de la rehabilitación:

Fase aguda (primeros días o semanas)

Se inicia en el hospital. Incluye movilizaciones pasivas, cambios posturales y ejercicios respiratorios para evitar complicaciones.

Fase subaguda (1-6 meses)

Se trabaja activamente con ejercicios que estimulen el movimiento y la coordinación. También se inicia la reeducación de la marcha y la funcionalidad del tronco.

Fase crónica (más de 6 meses)

Se consolidan los logros obtenidos. El objetivo es recuperar la máxima funcionalidad posible y adaptar las rutinas a las nuevas capacidades.

Ejercicios comunes en fisioterapia neurológica:

  • Movilización asistida de extremidades
  • Ejercicios de equilibrio con apoyo
  • Actividades para mejorar la coordinación mano-ojo
  • Caminatas con ayudas técnicas (andadores, bastones)
  • Técnicas de integración sensorial y estimulación motora

Apoyo emocional y motivación

La rehabilitación no es solo física. El acompañamiento emocional es clave para que el paciente mantenga la motivación y afronte los retos diarios. En Fisant Galapagar trabajamos con cercanía y respeto, adaptando cada paso del tratamiento al ritmo de la persona.

Conclusión

Un ictus no tiene por qué significar el final de una vida activa. Con el tratamiento adecuado, la constancia del paciente y un equipo comprometido, es posible recuperar capacidades y mejorar la calidad de vida. En Fisant Galapagar, estamos a tu lado en cada etapa del camino hacia la recuperación.